Noticias, espectáculo y periodistas

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Roger Ailes, asesor de comunicación de varios presidentes republicanos y luego presidente del canal de noticias Fox News, explicó en una entrevista en Rolling Stone cómo conseguir la atención de los medios con su “Teoría de la política del foso de orquesta”: Salen dos políticos en un escenario y uno de ellos explica: “Tengo una solución para el problema del Oriente Medio”, el otro tipo se cae de cabeza en el foso de la orquesta ¿Quién crees que va a estar en el noticiero de la noche?.

Era el año 1988, hace ya treinta años, y Ailes apostaba sin tapujos por tratar las noticias como un espectáculo, lo que después se ha llamado “infotainment”; en suma, lo sensacional sustituyendo a la información con causas y consecuencias. Se solía típicamente atribuir este vicio a la televisión, por su dependencia de las imágenes contundentes y los tópicos narrativos (contar historias en lugar de tratar temas), pero la confluencia de medios que ha supuesto internet y el auge de las redes sociales han extendido este problema a todos los medios, y en estos días las inevitables listas de noticias más vistas del año dan ocasión de comprobar cómo lo más visto se centra en lo curioso, no en lo relevante.

Si concluimos que eso es lo que el público demanda no hay problema desde el punto de vista de Ailes: demos a los noticiarios lo que buscan y triunfemos como periodistas o comunicadores. Pero no solo tenemos que preguntarnos si este este es el verdadero papel del periodismo y cómo informar, a lo que cualquiera responderá según mandan los cánones, sino también cómo nos comportamos como público.

Solo un año antes de la entrevista citada, la película “Al filo de la noticia”, escrita y dirigida por James L. Brooks, mostraba la misma idea de otra manera. El personaje interpretado por Holly Hunter, la realizadora de un noticiario, pronuncia una conferencia ante sus colegas lamentando las noticias que se eligen y muestra el asunto que se destacó en la televisión “la misma noche que se dio un cambio importante en las conversaciones Salt Dos de desarme nuclear”: un vistoso récord de derribar fichas de dominó. Pero en el filme, los periodistas ven estas imágenes con alborozo y se marchan de la sala entre el aburrimiento y el fastidio cuando la oradora sigue sus críticas. Para acabar con ese falso periodismo, el primer paso tiene que ser no ser parte de ese grupo de reporteros que se entusiasman con un espectáculo de dominó.