Esa guerra abierta contra Podemos

272

La prensa tradicional se ha propuesto destruir a Podemos y, en su empeño, está provocando momentos ridículos para la profesión. Tal es así que cada día se ven titulares espantosos, faltos de objetividad y honestidad. Y lo que es peor, fuera de toda regla ética y deontológica. Me refiero a esas normas que se imparten en las aulas  y que parece que a veces se olvidan por culpa de la inmediatez. El motivo por el que atacan a Podemos no ocupa mi reflexión sino las consecuencias: la humillación de la prensa, la construcción de ese paseíllo de la vergüenza a golpe de titular.

El último ejemplo fue  la portada de ‘El País’, anunciando que Monedero, miembro del partido político en cuestión, había falseado la mayor parte de su currículo. El primer fallo y el que más subjetividad y parcialidad incita es decir “la mayor parte” cuando en realidad son dos casos. ¿Por qué no se decía directamente “Monedero no ejerció de profesor visitante en dos Universidades”? El segundo error es no matizar quién ha hablado, qué documentos avalan la información… Por último, faltan las declaraciones del propio implicado. Al parecer Monedero no quiso ser entrevistado por los autores de la noticia, según cuenta Lola Galán, la defensora del Lector de ‘El País’. El resultado ha sido la queja de varios lectores y la necesaria respuesta de Lola Galán para justificar la praxis de los periodistas en “Las lecciones del ‘caso Monedero'”.

Este tipo de titulares no se limita a ‘El País’, otros medios tradicionales han optado por aferrarse al mínimo indicio o rumor contra Podemos para escribir una noticia, artículo de opinión y crónica, si es preciso. Incluso se ha extendido este interés informativo por este partido político comparándolo con el nuevo Gobierno griego. “El Podemos griego”, “Desgrecia“, etcétera, etcétera… ¿con qué fundamentos? De esta forma se confunde al lector. ¿Realmente son equiparables o se hace esta comparación cuando conviene?.

Por eso, me levanto y digo, ¡basta ya!. Basta de titulares sensacionalistas y sin objetividad. Ahora más que nunca es el momento  para el rigor, las historias y la conciliación con los lectores. Así que pongamos los pies en el suelo para volver a ganar el terreno. Con titulares como el citado y centrándose en noticias banales solo se consigue echar piedras, ladrillos y cemento a la profesión periodística. No perdamos el tiempo, vamos a demostrar todo lo que somos y todo lo que llegaremos a ser. Los ciudadanos nos lo agradecerán.

Leticia Celma

Periodista