La periodista Ana García Cortés compartió su experiencia en Cadena SER Cinco Villas en el III Congreso de Periodismo y Repoblación de Urriés. Ante la pandemia de la covid-19, la radio fue su “refugio” y una “válvula de escape” respecto a la incertidumbre que vivía la población.

Esta experiencia profesional “me ha permitido crecer mucho”, asegura Ana García Cortés, en su charla ‘La radio para mitigar la confusión en tiempos de pandemia’. “Ha supuesto un punto de inflexión importante. Estamos hablando de una enfermedad muy cruel, que ha afectado a mucha gente. Cuando trabajas en un medio regional, pones cara a las personas de las que estás hablando”, añade.

La adaptación al teletrabajo fue uno de los primeros retos a los que tuvieron que hacer frente. “Convertí el salón de casa en mi estudio de radio particular, y tuvimos que empezar a realizar las entrevistas de manera telefónica. En este último caso, echamos mucho de menos la falta de contacto con la persona y de lenguaje no verbal, que tan importante es en estos casos”, detalla.

La covid-19 monopolizó la temática de sus emisiones. En este sentido, “tuvimos que adaptar nuestros tres tramos de información comarcal”, señala la periodista de SER Cinco Villas.”Ante tantos contenidos, apostamos por entrevistas más breves, reportajes de apoyo y llevamos a las redes sociales todos lo que quedaba fuera de la radio”, comparte.

Evitar la estigmatización ha sido, además, una de las premisas clave de este medio de comunicación. “Somos la comarca más extensa de todo Aragón, con 31 municipios, pero muchos de nosotros nos ponemos cara y nos conocemos. Por ello, no podíamos señalar a nadie. Había que tratar el tema como un asunto de salud”, defiende. Tampoco se cayó en el amarillismo con los brotes de Sádaba, durante el verano, y Ejea de los Caballeros, donde se decretó un confinamiento perimetral.

Para informar sobre el coronavirus, Cadena SER Cinco Villas contó, semanalmente, con los testimonios en antena de los coordinadores de los centros de Salud de Ejea y Tauste, y de la médico internista Teresa Oliván, que acercaba las claves para evitar el contagio del virus y los descubrimientos para su tratamiento.

El paso de los días también dio lugar a informaciones “más sociales”, como las mujeres de Luna que pasaron de diseñar trajes de comunión a EPI para sanitarios, y el grupo de personas de Urriés que se trasladaba a comprar al pueblo de al lado y acercaba la compra a los mayores. “Estas historias son una muestra de que el medio rural es un buen antídoto contra la soledad”, resalta.