María Bosque Senero, en la localidad cincovillesa de Sos del Rey Católico

La periodista María Bosque Senero (1985) demuestra día a día que el medio rural necesita profesionales y medios de comunicación que den voz a sus historias. Conocedora de su entorno, en la Comarca de las Cinco Villas, esta licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y experta en Información Económica fundó su propia empresa, MbS Comunicación. Ha desarrollado trabajos para entidades como UPA Aragón, FADEMUR y la Confederación Hidrográfica del Ebro, entre otras.

Miembro del Colegio de Periodistas de Aragón y de la Asociación de Periodistas por la Igualdad, defiende la independencia de los medios de comunicación y la importancia de concienciar a la ciudadanía sobre los bulos. Precisamente, su labor como profesional de la comunicación también abarca talleres formativos sobre verificación de noticias en colegios e institutos.

Periodismo y medio rural son dos términos que en tu caso van de la mano. ¿Qué importancia consideras que se le da a los medios de comunicación en los pequeños municipios?

Tienen una importancia vital, sobre todo aquellos que son de carácter local o comarcal por varios motivos. El principal, bajo mi punto de vista, es que dan a conocer lo que pasa en la zona, noticias que no encontrarían lugar en los medios más grandes y temas que no pasarían de unas líneas en una página par del periódico, eso con suerte. Los medios locales nos permiten entrevistar en profundidad a personas de nuestro entorno y darles voz. Posiblemente ese tema que no sería importante en el orden de valores de una ciudad, tiene una gran importancia para un pueblo o localidad pequeña, y la radio, la revista o la televisión local son su ventana al mundo. De hecho, las pequeñas historias que aparecen en los medios nacionales han nacido en una redacción local. Cada medio tiene su función y siempre defenderé que se mantengan vivos y que lo hagan, a poder ser, de la manera más independiente que sea posible.

Otro de los motivos por los que son importantes tiene que ver con el tejido empresarial de la zona, y es que las empresas encuentra en ellos un escaparate en el que exponer sus productos y servicios a sus potenciales usuarios, algo que en medios más grandes sería económicamente inviable.

¿Cómo has enfrentado el reto profesional ante el coronavirus como corresponsal en las Cinco Villas? 

Ha sido un reto. A pesar de que estoy acostumbrada a trabajar desde casa, el hecho de no poder salir o moverme con la libertad de siempre dificulta el trabajo, sin duda. Las entrevistas pasaron a ser todas por teléfono y la cobertura no siempre es buena en zonas rurales. Las personas con las que hablas suelen trabajar en el campo, un sector que no dejó de trabajar en ningún momento, así que había conversaciones con alcaldes a las once de la noche o con la trabajadora de una cooperativa a las seis y media de la mañana para poderlos coger en el pueblo con cobertura.

Además, hasta marzo impartía talleres en el centro de mayores de Ejea, y eso desapareció. Todos los talleres que tenía reservados en pueblos para esas fechas también se anularon, y tuve que reinventarme. Así que comencé a colaborar con una agencia de noticias y así volví a contar historias y temas más humanos o sociales en los medios de comunicación.

Además, también has participado en otras iniciativas durante este tiempo, como ‘Cartas desde casa’. ¿Qué te han aportado?

En febrero me tuve que despedir de mi abuelo, una persona muy especial para mí. Durante ese mes en el hospital le leía cuentos y leyendas, le contaba historias que me inventaba, y fue un bálsamo para él y también para mi. Cuando encontré ‘Cartas desde mi casa’ sentí que tenía que colaborar, que tenía que llevar a otras habitaciones de hospital, o a personas solas en sus casas, la voz y las palabras que a mi abuelo le habían hecho tanto bien. En momentos como el que estamos atravesando creo que es importante que todos demos algo a cambio de nada. Prestar mi voz en este proyecto me ha aportado paz y humanidad.

Por mi parte, puse en marcha un blog muy modesto ‘El dato blanco’, en el que iba publicando todos los bulos que iban desmintiendo las fuentes oficiales. Una plataforma muy fácil de navegar con el objetivo de que la usaran mis alumnos de los cursos de manera sencilla, y que al final llegó a más personas, a las que les estoy muy agradecida. Para que no haya dudas, hablé con los compañeros de Maldita.es y me dieron su beneplácito, de hecho me echaron una mano.

Tu labor como periodista va más allá de los medios de comunicación. También abarca talleres formativos sobre verificación de noticias en colegios e institutos. ¿Cómo gestionan los jóvenes el tema de las fake news?

Los jóvenes son una diana relativamente fácil para los creadores de bulos o como está de moda decir ‘fake news’. Trabajando con ellos me he dado cuenta de que no tienen herramientas para combatirlos, y lo que es más preocupante, no se paran a pensar en si lo que tienen delante es falso o no porque viven instalados en la inmediatez. Pero también es cierto que cuando vas desmontando el bulo delante de sus ojos permanecen muy atentos, quieren saber más y eso es muy positivo.

En el confinamiento se ha visibilizado más el auge de la desinformación y su peligrosidad, así que este curso espero ampliar el número de centros en los que poder impartir mi taller ‘Que no te engañen: bulos y noticias falsas’. Creo que es muy importante que los adultos del futuro tengan herramientas para poder interactuar con más garantías de igualdad en las redes sociales.

También impartes formaciones sobre comunicación entre mujeres y empresarios de la zona. ¿Con qué te quedas de estas sesiones?

En los talleres de emprendimiento, ayudar a una persona, sea hombre o mujer, a que ponga en marcha su sueño es siempre reconfortante. Es verdad que, a veces, siento vértigo, es una gran responsabilidad, porque emprender en un pueblo significa mucho más que ponerse a trabajar en lo que a uno le gusta, es una forma de vida en su totalidad con las ventajas y los riesgos que ello conlleva.

En el caso de la formación en comunicación, como el taller para hablar en público o el de lectura, ver cómo las mujeres empiezan a tener sus propios círculos, sentir que comienzan a valorarse y que entienden que tienen mucho por dar y mucho que recibir todavía, es indescriptible. Siento su cariño, ellas aprenden conmigo pero yo aprendo también mucho de ellas y eso, aunque no da de comer, alimenta el alma, y para mí es un regalo.

Espacio en colaboración con la Diputación de Zaragoza, con noticias, reportajes, entrevistas y otros contenidos relacionados con el periodismo local, el medio rural y la despoblación.