Día de la Libertad de Prensa: ni olvido ni silencio para los periodistas encarcelados

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“No te olvidamos, no estás solo, vamos a acompañarte hasta que te saquen”. Las palabras de la reportera Mayte Carrasco a su apadrinado, el periodista sirio encarcelado Mazen Darwish, resumen el sentido del acto con el que Reporteros Sin Fronteras  celebró este 3 de mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa: recordar los nombres de aquellos compañeros presos por ejercer su oficio, que sus casos no se desdibujen, que los barrotes no los condenen al silencio.

La periodista ruandesa Saidati Mukakibibi entrega a la presidenta de RSF España, Malén Aznárez, una muestra de agradecimiento por el apoyo internacional que tanto ella como su colega Agnès Uwimana Nkusi recibieron durante sus tres años de cárcel.

En el auditorio del centro cultural CaixaForum Madrid –la celebración contó con el apoyo de Obra Social “la Caixa-, volvieron a ser protagonistas los periodistas presos apadrinados por sus compañeros españoles en el marco de la campaña de apoyo a periodistas encarcelados de RSF. Resonaron los nombres de Pedro CanchéRaif BadawiMahmoud Abu Zied o Sergei Reznik. Se proyectaron sus fotos. Sus voces se oyeron a través de la de sus padrinos y madrinas españoles: Nativel Preciado, Hilario Pino, Alicia Gómez Montano o Lara López.  Los periodistas Mara Torres y Javier del Pino actuaron como presentadores del acto.

Quienes con más fuerza reivindicaron el valor del periodismo fueron quienes más habían sufrido por él. La periodista ruandesa Saidati Mukakibibi, la corresponsal de RSF en México, Balbina Flores, y Epiphanie Ndekerumukobwa, viuda del periodista Jean-Léonard Rugambage asesinado en 2010, aseguraron que vale la pena luchar por el periodismo libre a pesar de que a ellas les costó la cárcel, las amenazas, o la pérdida del país y la familia.

La voz profunda y las poéticas canciones del cantautor Pablo Guerrero inundaron de intimismo la velada. Acompañado del guitarrista Luis Mendo, entonó uno de sus clásicos, “Sueños”, y “Una ciudad en la arena”, uno de los temas de su nuevo disco, “Catorce ríos pequeños”, publicado este 2015. El grupo de la cantante Nakany Kanté, originaria de Guinea Conakry y afincada en Barcelona, llenó de de aires africanos el auditorio, consiguió poner en pie al público y hacerlo bailar al ritmo de las canciones de su disco “Saramaya”.

“Un triste panorama”

Malén Aznárez, presidenta de RSF España, abrió las intervenciones asegurando que en materia de libertad de información “vamos a peor” e hizo un repaso de las principales amenazas para el periodismo mundial, entre ellas el impacto en el reporterismo de guerra del conflicto en Siria -“donde los freelance han desaparecido y la información  ha sido sustituida por propaganda”-, o la censura en Internet, que no sólo existe en estados represores, sino también a países democráticos. “Tenemos un panorama bastante triste”, aseguró.

España libra su particular batalla por el derecho a la información. Aznárez enumeró los riesgos que suponen la Ley Mordaza, “ocurrencias geniales” como la reciente del ministro de Justicia de sancionar la publicación de filtraciones, o ese sello de la “Marca España” que son ruedas de prensa sin preguntas.  “Somos una organización de denuncia y denunciar es lo que hacemos a diario”, dijo para expresar la actividad que en este sentido de representa Reporteros Sin Fronteras.

“Hay que celebrar que el periodismo sigue vivo”, aseguró Mara Torres, “gente que ha sufrido sigue creyendo en ello”. La nota divertida de la noche la puso Javier del Pino, que hizo incontables referencias a que la labor de Reporteros Sin Fronteras necesita apoyos reales y recordando que la cuota mínima para hacerse socio o amigo de la organización “sólo son 60 euros”, una frase muy celebrada por los asistentes.

Barrotes que no disuaden

“Me llamo Saidati Mukakibibi, soy periodista y directora del periódico Mont Jali News” dijo esta periodista ruandesa que pasó tres años en prisión “por escribir que los hutus y los tutsis son iguales”. Acusada de segregacionismo, revisionismo y atentado contra el Estado,compartió celda con responsables de la matanza de su padre, de su madre, de sus diez hermanos y de su marido.

Saidati Mukakibibi  salió de la cárcel en 2013 con la convicción de seguir ejerciendo. “Yo creo en el periodismo, por eso lo primero que hice al abandonar la prisión fue fundar un periódico, y el primer editorial habló sobre la reconciliación”, dijo a la vez que desplegaba ante el público una copia de ese número uno con el artículo en primera plana, un gesto que arrancó una ovación del público.

La directora de Mont Jali News aprovechó para agradecer los apoyos internacionales que recibió mientras estaba en prisión y explicó las difíciles condiciones en las que se ejerce el oficio en su país. “La libertad de prensa en Ruanda no es fácil para nuestros colegas, y estoy aquí para pedir la solidaridad con ellos”.

Luchar contra el olvido

La reportera de guerra y vocal de Reporteros Sin Fronteras Mayte Carrasco, que había actuado como traductora de Saidati, aludió al sufrimiento de los periodistas locales en lugares como Siria y el Magreb y lanzó un mensaje al periodista sirio Mazen Darwish, encarcelado desde hace tres años por el régimen de Bachar al-Asad y del que es madrina: “No te olvidamos, no estás solo, vamos a acompañarte hasta que te saquen”.

“También es peligroso informar de asuntos locales y pequeños”, aseguró la periodista Nativel Preciado, madrina del bloguero saudí Raif Badawi, condenado a diez años de cárcel y a mil latigazos por traicionar a los principios del Islam. “Al principio era muy excéptica”, confesó al referirse a la campaña de apadrinamientos de RSF, “pero resulta que ya tengo tres proahijados que han salido de la cárcel gracias a la presión internacional”, y aseguró que, de verse en una situación similar, le daría “mucha esperanza saber que fuera se pronuncia su nombre”.

Preciado puso voz a una carta enviada expresamente para este acto por la esposa de Badawi, Ensaf Haidar: “Mantener detenido a Raif es una vergüenza. Mi hija de seis años sigue creyendo que su padre, Raif, volverá del trabajo en cualquier momento. Pero el día se traga a la noche desde hace dos años y medio y su padre, mi marido, sigue en una cárcel saudí, porque allí se matan las ideas ¡antes de que nazcan!”.

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