Héctor Luesma: “En Francia, los periodistas tienen muy claro las horas semanales que tienen que trabajar y los días que tienen que librar”

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L.CELMA

El periodista aragonés Héctor Luesma escribe desde Francia, donde se dedica a la enseñanza del idioma español en un colegio. Junto a sus tareas de docencia continúá con su vocación periodística impartiendo el taller de Medios de Comunicación y dirigiendo el inicio del periódico escolar. Pese a ser países vecinos, la cultura española y la francesa guardan algunas diferencias, al igual que los medios de comunicación y la organización en las redacciones.

¿A qué se dedica y en qué país reside?

Estoy en Francia, en estos momentos en Villeneuve-sur-Lot, una ciudad de unos 25.000 habitantes en el Sud-Oeste francés, no muy lejos de la frontera. Trabajo como profesor de español en un colegio con chavales de entre 12 y 15 años y, además de enseñar el español, soy el director del Taller de Medios de Comunicación y del periódico escolar del centro, proyecto que he impulsado y que verá la luz a finales de este trimestre. El colegio está en un pueblecito llamado Cassenuil, en medio de la confluencia de dos ríos, el Lot y el Lede, con unas vistas espectaculares. Me marché de España en el verano de 2012, por lo que llevo ya dos años fuera.

 

¿Por qué se marchó de España?

En mi caso se juntaron varias cosas: por un lado la crisis, que tan fuerte está azotando a nuestra profesión. Y, por otro, la necesidad de emprender nuevos proyectos y experimentar nuevas experiencias. Siempre quise vivir una temporada en el extranjero y, visto el panorama que había a finales de 2011, y como no encontraba trabajo, decidí que ese era el momento de cambiar de aires, así que hice la maleta y me fui a la aventura.

 

¿Qué expectativas tenía cuando empezó la carrera de Periodismo?

Yo soy de los que creen que el periodismo es una profesión vocacional, por lo menos, en mi caso lo es. Desde bien pequeño me fascinaba el mundo de la comunicación, y supe que lo que yo quería ser era periodista. A los 15 años tuve mi primer contacto con un medio de comunicación, la radio, ya que formé parte del equipo de locutores de Radio Sariñena. Ya en la facultad todo son ideales: crees que vas a poder cambiar el mundo, que vas a ser el defensor de las causas perdidas pero, cuando empiezas a trabajar, te das cuenta de cuál es la realidad: contratos basura, estar supeditado a la línea editorial del medio, no hay horarios… Sin embargo, a pesar de todo, me sigue apasionando esta profesión. Mis expectativas eran poder trabajar en un medio de comunicación al acabar mis estudios y vivir esta profesión por dentro, algo que me fascinaba.

 

¿Se han cumplido?

La verdad es que sí, aunque todavía me quedan muchas expectativas por cumplir. He tenido la suerte, hasta este momento, de poder trabajar en diferentes medios de comunicación y conocer cómo es el trabajo del periodista tanto en radio, prensa y televisión como en gabinetes de comunicación. Una experiencia que ahora, inmerso en el mundo de la docencia, puedo trasladar a mis alumnos, así como mi pasión por el periodismo y, quién sabe, igual alguno de ellos decide seguir mis pasos. Si tuviera que elegir algún medio de comunicación me quedaría con todos, porque todos tienen algo especial.

 

¿Cómo consiguió el puesto de profesor?

Lo cierto es que he llegado a la docencia casi por casualidad. Cuando decidí venirme para aquí, la primera ciudad donde aterricé para buscarme la vida fue Burdeos. Allí eché unos cuantos curriculums e hice algunas entrevistas, la mayoría para departamentos de marketing y comunicación dirigidos al mercado hispanohablante y, sobre todo, a las exportaciones. Para una profesión como la nuestra en la que la herramienta de trabajo es el lenguaje, si no dominas perfectamente el idioma no tienes hueco en los medios de comunicación del país. Así que me dije, siendo que el español ha sido siempre mi herramienta de trabajo, ¿por qué no enseñarlo a los extranjeros? Y en eso estoy. Empecé con clases particulares y, como vi que me gustaba y que lo hacía bien, decidí probar suerte en la Educación Nacional. Me ofrecieron un puesto como profesor de español en un colegio y lo acepté.

Héctor Luesma
Héctor Luesma ejerce de profesor de español en un colegio francés.

Como está especializado en comunicación corporativa, podría darnos una opinión de cómo es este tipo de información en Francia.

Lo que he podido conocer de los departamentos de comunicación a través de mis entrevistas de trabajo en Francia es que aquí están más dirigidos al marketing y a las ventas que a los medios de comunicación. Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es el convenio laboral que tienen los periodistas, sobre todo en prensa. En el país vecino, los periodistas tienen muy claro las horas semanales que tienen que trabajar y los días que tienen que librar, y no hacen ni una hora más ni una hora menos. La plantilla está formada siempre por el mismo número de trabajadores y, cuando un periodista está de vacaciones, de días libres o de baja por enfermedad, la empresa contrata a otro periodista para que lo sustituya. Es decir, que si un redactor tiene dos días libres, es la empresa quien contrata a un nuevo redactor para que lo sustituya y no tienen que ser sus compañeros los que suplan esa baja, con el doble de trabajo que eso conlleva. Así, a un periodista ‘sustituto’ se le puede hacer un contrato desde por varias horas hasta por varios meses.

 

¿Cree que se le da la misma importancia en España?

En cuestiones laborales, creo que no. En Francia los periodistas están sindicados, y el sindicato defiende los derechos laborales de los trabajadores. Además, la jornada laboral y los días libres para ellos son ‘sagrados’, y ningún jefe puede exigir al trabajador que trabaje más horas de las estipuladas en el convenio. Pero esta defensa del derecho del trabajador sucede en todos los ámbitos. Por ejemplo, en un restaurante, si la jornada laboral del cocinero termina a las 23 horas, el cocinero se va a las 23 horas, aunque todavía queden clientes en el restaurante.

 

¿A qué tuvo que adaptarse?

Aunque España y Francia son vecinas, existen algunas diferencias culturales y del día a día a las que hay que adaptarse. Y, como español, a lo que más me ha costado adaptarme ha sido a los horarios, sobre todo de las comidas. En el trabajo tengo que comer a las 12:30 y claro, al principio no tenía hambre. Comía un poco y luego, a las 14 horas, cuando estaba dando clase, tenía hambre y las tripas empezaban a rugir. Así que, para acostumbrarme, madrugaba más y desayunaba menos, por lo que a las 12 horas ya empezaba a tener apetito.

 

¿Qué pautas recomendaría a un periodista antes de cambiar de país?

Lo primero, dominar el idioma del país al que se quiere ir, o dedicar unos cuantos meses a perfeccionarlo antes de ponerse de lleno a buscar un trabajo. Si lo que se busca es trabajar en los medios de comunicación del país, manejar el idioma es fundamental. Y después, estar motivado y marcarse un objetivo, no tirar la toalla ante la primera dificultad, y disfrutar de la experiencia que seguro que es enriquecedora.

 

Pregunta obligada, ¿cómo ve el periodismo en España?

En estos momentos en España el periodismo está sufriendo una doble crisis: la crisis económica y la crisis de la profesión. Los periodistas tenemos que ser conscientes de que las cosas están cambiando y liderar esa transformación, marcar las pautas a seguir y, que no sean las empresas periodísticas o las instituciones las que impongan un modelo de comunicación ya caduco. Pero para eso, tenemos que caminar todos juntos en la misma dirección, tanto profesionales, como empresas e instituciones.