Uñas de acero con piel de mantequilla

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La revelación que ha hecho la Asociación de la Prensa de Madrid me tiene obnubilada. Entonces… ¿los periodistas reciben presiones del poder político? Es más: ¿los políticos son bordes y responden mal a los redactores de los medios que escriben cosas que no les gustan? ¿En serio? ¿Pero qué políticos? Tranquilos, afortunadamente, según la APM, solo los de Podemos. Menos mal.

Estos periodistas madrileños son unos tipos con suerte por tener que hacer frente solo al acoso y la descalificación diaria de los políticos de Podemos. Fuera de allí, de la gran urbe que se mira constantemente el ombligo, los demás periodistas -‘los de provincias’- esos que hacen información que no interesa a nadie, tienen que lidiar con presiones más cercanas que provienen del poder económico, de la publicidad, de los políticos de todos los partidos y hasta de la vecina de enfrente, si te descuidas, (que puede pertenecer también a alguno de los grupos anteriores). Menos mal que el mayor problema de los periodistas de Madrid es que Pablo Iglesias les mira mal. Y menos mal también que la presidenta de la APM ha entendido la urgencia de salir en defensa de sus asociados y ha lanzado con premura un comunicado, aunque las prisas la hayan dejado sin tiempo para convocar y acordar el asunto con su junta directiva.

La rapidez de reacción ha sido tal que en la redacción del comunicado se han ido dejando por el camino las 5 W a las que debe responder, en teoría, un texto que pretenda ser informativo. Aunque a lo mejor es que éste no pretendía serlo. A lo mejor el estilo que se lleva en la ‘capi’ es más rollo de tirar la piedra y esconder la mano: ‘alguien está amenazando a alguien… alguien tiene coleta y es muy, muy malo…” En fin, qué sabremos los de provincias de las últimas tendencias en comunicados.

A mi corta visión de provinciana le sorprende mucho que esos periodistas anónimos que han pedido amparo a la Asociación de la Prensa de Madrid tengan la piel tan fina. Si unos tuits y unas respuestas bordes de forma repetitiva y prolongada en el tiempo “les hacen perder las ganas de seguir haciendo su trabajo” tal vez deberían dedicarse a otra cosa. Tal vez nadie les ha explicado todavía que cuando tus informaciones molestan a alguien no se puede espera que te respondan con flores. También sorprende que ninguno de los medios en los que trabajan estos periodistas haya publicado antes el supuesto acoso y, sin embargo, no hayan dudado en llevar a su portada el antiperiodístico y ambiguo comunicado de la APM.

Y, por supuesto, lo que más sorprende de todo, es que la APM que ha callado en asuntos tan graves como la manipulación en Tele Madrid, el reparto de la publicidad institucional a los medios afines al PP de Rajoy o las presiones y faltas de respeto a los periodistas cuando estas han provenido del resto de partidos, hable, esta vez sí, para denunciar unas supuestas prácticas de acoso del partido que menos capacidad de presión real tiene, ya que, a nadie se le escapa que, por mal que traten a los redactores que no les gustan, Podemos no tiene el poder que sí tienen otros partidos para hacer que esa presión se materialice en el despido fulminante del redactor en cuestión o en la retirada de una pasta gansa en publicidad institucional, por poner dos ejemplos.

Una lástima que, para una vez que nuestra profesión se convierte en noticia, no sea por los ERES, los salarios de miseria, los horarios demenciales, la falta de credibilidad o por la autocensura que nosotros mismos nos imponemos a diario para no acabar engrosando la lista de desempleados de una profesión que los cuenta por miles. Una lástima que, bajo esa apariencia dura como el acero que pretendemos dar, haya solo una piel de mantequilla cuya principal preocupación sea que el coletas y su gente miran mal y escriben tuits muy, muy feos.