Nemesio Rodríguez: “El periodismo es un valor que hay que pagar”

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El vicepresidente de la FAPE afirma que “los lectores migran a la web porque ya no confían en las cabeceras tradicionales. El modelo mixto aún no ha demostrado ser lo suficientemente atractivo para atraer financiación. La seducción por los millones de usuarios únicos ha cegado a los editores digitales”.

La implantación del modelo de pago nunca ha tenido un rumbo claro en España. Todo lo contrario. Los editores creyeron, en principio, que el acceso gratuito a la web iba a trasladar nuevos lectores al papel y el crecimiento del número de visitas les hizo creer que ese era el camino. Nadie se planteó, y no sólo en España, que un usuario que puede leer el diario un día antes en la web de forma gratuita tendría pocos incentivos para pagar 24 horas después por la versión en papel.

El ensimismamiento se mantuvo mientras el papel rendía buenos beneficios. La crisis económica convirtió el sueño en pesadilla. El desplome de la inversión publicitaria se unió a la crisis de modelo para colocar a la prensa en la peor crisis de su historia. Los escasos ingresos por publicidad en la web no compensaban, ni mucho menos, la acelerada caída de los ingresos publicitarios en el papel. La fuga de lectores era clara. Al mismo tiempo, se abrió el debate sobre qué hacer: ¿implantar el modelo de pago por los contenidos digitales? ¿Por todos? ¿Por algunos?. ¿Quién se atrevería a dar el primer paso?. ¿Nos salvarán las tabletas? ¿Los móviles inteligentes?.

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Los principales editores se han convencido ya de que se habían equivocado en su apreciación inicial de que el acceso constante, aunque gratuito, a la versión digital impulsaría el crecimiento de los lectores dispuestos a pagar. La seducción por los millones de usuarios únicos cegó la capacidad de reacción de los editores. Y sigue cegándola en muchos casos. No es fácil tomar una decisión drástica, revolucionaria, en un momento de grave crisis en nuestro país.

Ahora mismo, estamos en un modelo intermedio, es decir, de acceso parcial gratuito y de pago de determinados contenidos. Lo están ensayando los grandes diarios españoles pero, por el momento, se desconoce si ese modelo está siendo lo suficientemente atractivo para atraer financiación, es decir, para convencer a los lectores de que vale la pena volver a pagar por dichos contenidos.

Lo que ya es evidente es que la disyuntiva entre el papel y el digital no existe. Los gurús que vienen apostando por la desaparición del papel no están apostando al mismo tiempo por la gratuidad. Mientras no se inventen otras fórmulas para mantener una empresa, el periodismo es un valor que hay que pagar. Ya sea en el modelo de papel o en el digital.

Los lectores siguen ahí. Seguramente ya no quieren leer en el papel, pero quieren seguir leyendo. Sus necesidades, sus creencias, sus aficiones y sus intereses no han desaparecido. Tal vez desertan del medio impreso porque éste no ha sabido llenar tales necesidades. Necesidades de saber para entender y discernir para formar su propia opinión. Unos emigran a la web porque el contenido es gratis, pero la mayoría se van porque el periódico en papel ha dejado de investigar, de controlar a los poderes. Ha perdido su misión de intermediación y ya no le sirve al ciudadano.

Acomodados, apoltronados en la rentabilidad que parecía eterna, los editores y los directores abandonaron principios básicos del periodismo y vieron pasar ante sus narices la corrupción y los atropellos sin mover una pestaña. Pero los que hasta hace poco estaban dispuestos a pagar por el periódico siguen ahí. Por lo tanto, el problema no es tanto el modelo, que lo es, sino que vamos a ofrecer en ese nuevo modelo a los lectores que están esperando el cambio.

Hay que darle un valor añadido a la información, un contenido de calidad que convenza al eventual usuario de que vale la pena abandonar la comodidad del gratis total y pasar al pago como forma de sacar rendimiento a lo que es un trabajo exigente. Si el periodismo que ofrecemos es totalmente gratis, no le estamos dando valor alguno a lo que es un trabajo exigente, basado en normas éticas y deontológicas, al que a veces hay que dedicar horas y horas sin descanso y, en otras, arriesgar la vida por conseguir la noticia. ¿A qué editor se le ocurrió que ese esfuerzo tenía que ser gratuito?.

Por lo tanto, la rentabilidad tiene que pasar necesariamente por los contenidos de calidad, es decir, por el periodismo de investigación, periodismo en profundidad, información exclusiva, contrastada, verificada, plural, información especializada, información que ayude a la gente a comprender los problemas, ya sean internacionales, locales, comarcarles o de barrio, y a buscar soluciones.

Hay que ofrecerle a la gente lo que espera, en todos los soportes y en todos los medios que se utilizan para hacer noticias. También es necesario ofrecerlo bien redactado, de forma comprensible y con el contexto adecuado. Pero hago aquí una precisión. Me preocupa quien hará ese periodismo de calidad por el que la gente esté dispuesta a pagar si vemos que las reducciones se están reduciendo drásticamente, con la expulsión de los profesionales con alta experiencia y formación, que en periodismo significa buenas fuentes y capacidad para plantar cara a los que intentan imponer su versión de la realidad.

A medida que crecen los despidos en los medios tradicionales, aumentan las redacciones en los grupos empresariales y políticos, en las instituciones, en los gobiernos, dotados algunos de ellos de un plantel de periodistas que quisieran muchos medios de comunicación.

¿Qué periodismo de calidad puede hacer un periodista mal pagado, con horarios interminables y un contrato precario que deja siempre la puerta abierta al despido?. ¿Cómo podrá resistir las presiones de las fuentes interesadas en dar informaciones sesgadas?. Preguntas que merecen una seria reflexión.

 

Nemesio Rodríguez

 vicesecretario de la Asociación de la Prensa de Madrid y vicepresidente de Federación de de Asociaciones de Periodistas de España

Fuente: ZoomNews